El cuidado facial es de suma importancia porque la piel del rostro es muy sensible y está expuesta durante todo el año a la agresión de agentes externos como el frío, el calor, el polvo y el viento.

Además, el exceso de comida o el consumo de alcohol y la falta de sueño también se reflejan en la piel: aparecen bolsas y ojeras, se hacen visibles los primeros signos de fatiga y la sequedad. A todo esto, hay que sumar que, muchas veces, actúa como un indicador de otros problemas que pueden afectar a nuestro organismo, como el estrés, los cambios hormonales o la contaminación. Por eso, cuidar la piel como merece no es solo una cuestión estética, sino también de salud.

Beneficios del Cuidado Facial:

  1. Retrasa la aparición de arrugas: la limpieza diaria de la piel junto al uso de productos con activos antiedad ayuda a retardar el envejecimiento cutáneo.

  2. Oxigena: un beneficio para destacar, porque activa las defensas naturales de la piel y le permite respirar mejor.

  3. Regula el acné: el cuidado es fundamental para las personas que sufren de acné, porque reduce la sensación de piel grasa y permite remover los puntos negros.

  4. Elimina células muertas y restos de polución: durante el día la piel acumula suciedad e impurezas que es importante quitar porque obstruyen los poros.

  5. Hidrata en profundidad: una piel hidratada es una piel elástica, saludable y más joven.

  6. Disminuye los signos de cansancio: descuidada, la piel se ve apagada, amarillenta y sin densidad.

  7. Recibe mejor el maquillaje: en un cutis limpio los productos de make up penetran mejor, lucen mucho más y duran más tiempo.

Hay que tener en cuenta que una buena rutina de cuidado facial empieza por la limpieza, que no solo quita suciedad, restos de maquillaje, sebo y sudor acumulados, sino que, también, mejora la textura de la piel y logra que los productos que se aplican después se absorban mejor y más fácilmente.

¿Cuándo limpiar nuestra piel?

Los especialistas recomiendan limpiar el rostro a la mañana y a la noche, aunque la limpieza nocturna es la considerada más importante porque elimina la suciedad y deja la piel lista para que se autorepare mientras dormimos. Para una higiene más completa conviene hacer una exfoliación facial semanal o cada quince días, dependiendo de las necesidades de cada rostro.

El segundo paso es la aplicación de un tónico, que no solo hidrata y refresca el rostro, sino que, además, reduce los poros, restaura el equilibrio del pH cutáneo y agrega una capa de protección frente a las impurezas y los contaminantes ambientales. Después es el turno de la crema hidratante o antiedad, que se usa sobre rostro y cuello para prevenir la resequedad, proteger la piel del envejecimiento prematuro y ayudar a que luzca más fresca, saludable y luminosa. Y, por último, tanto en invierno como en verano, la rutina termina con la aplicación del protector solar, que funciona como un escudo contra los dañinos rayos UV y reduce la posibilidad de la aparición de manchas y quemaduras solares.